jueves, 30 de agosto de 2012

El decrecimiento y la tortilla de patatas

Nueve meses de recesión, decían estos días. Hoy afirma el Instituto Nacional de Estadística que un año. No terminamos de parir, ni con forceps, ni con una cesarea nos sacan de aquí. Me veo decreciendo, no nos quedará otra... Tampoco pasa nada, imagino esa bucólica imagen en mitad del campo, rodeada de gallinitas, corderitos y un pequeño huertecito con unos tomatitos, unos pimientos y un tamblar de patatas. ¡Y que les den! Nosotros felices, okupas de cuatro caserones, cuyos muros terminaría derrumbando la incesante lluvia amarilla... Les daríamos vida, alegría, canciones de guitarra al aire libre mientras los animalitos merodean plácidamente a nuestro alrededor... ¡ay!

Y comida ecológica, sana y natural. Retomaremos los pucheros en la lumbre de nuestras abuelas, ese hervir  bullicioso y paciente de unas judías estofadas en el puchero de barro, toda una santa mañana en una esquinita, con unas ascuas a su alrededor... A esas tortillas elaboradas con fundamento... Y a eso vamos, a la tortilla con fundamento, con o sin cebolla, va en gustos, personalmente suelo prepararla sin cebolla.

Ingredientes:
Huevos, patatas, aceite de oliva y sal.


Huevos de corral, no de granja. Curiosidad: los huevos blancos o de color dependen de la raza de la gallina, no de su alimentación.

Elaboración:
Pelamos las patatas y las cortamos en juliana, no excesivamente finas, es un detalle importante de cara a que resulte más jugosa.


Una vez cortadas, freímos en abundante aceite de oliva. Dejad que se caliente bien el aceite antes de echarlas, si no es así la patata se empacha de aceite y hace igualmente más "empachosa"  la tortilla.


Rociamos de sal una primera vez, volteamos y volvemos a rociar de sal.
Mientras dejamos que las patatas se vayan dorando, cascamos los huevos suficientes para la cantidad de patatas que tenemos en la sartén... ¿Y qué cantidad es esa?, se preguntarán los inexpertos; pues siempre alguno más que el número de patatas, de las que también hay que tener en cuenta su tamaño. Una tortilla de cinco patatas medianas y tres huevos no es una tortilla, es un bloque de hormigón. En este caso han sido cuatro patatas medianas, más o menos, y cinco huevos con un chorrito de leche, que suma más volumen al resultado del batido.


Batimos con alegría


He dicho con alegría, esto MAL, ¡muy MAL! El secreto de una buena tortilla está en un batido concienzudo, tanto que se genere una abundante capita de espuma, como si montásemos las claras, así:


Una vez dorada la patata, frita, la escurrimos bien y la mezclamos con el huevo batido. Preparamos la sartén en donde vayamos a hacer la tortilla, la calentamos bien, y la impregnamos en aceite, no mucho, porque las patatas ya escurrirán el suyo y quedaría muy empachosa, solo el necesario para lubrificar las paredes y la base de la sartén.


Depositamos toda la mezcla en la sartén, y dejamos que cuaje, a fuego medio y despegando de los bordes hacia el centro con una cuchara de madera, para evitar que se queme, movemos también por el mango, con ese toquecito maestro de los cocineros cuando quieren mover sin descolocar.




Volteamos un par de veces, o tres, depende de lo cuajada que nos guste la tortilla.

Y este es el resultado final:


Y esto es ese cuadro abstracto, de arte moderno, que a veces se dibuja en el fondo de una fuente




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